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Otro transtorno alimenticio "comedores compulsivos"

Última respuesta: 16 de junio de 2016 a las 4:39
W
wanda_5856177
8/2/04 a las 9:05

encontre algo muuuy interesante....tomen su tiempo y leeanlo, vale la pena....

Ni golosos ni ansiosos, comedores compulsivos
Son un nuevo tipo de enfermos, recientemente diagnosticados, que pueden llegar a ingerir hasta 3.000 calorías de una sola vez; patología tan grave como la bulimia o anorexia.
No son selectivos para elegir lo que comerán, aunque prefieren dulces, carbohidratos y comidas rápidas
Apetito Voraz
Un comedor compulsivo se diferencia ampliamente de un goloso o una persona que come por ansiedad. Las principales características de esta patología alimenticia son:
- Frecuentes episodios de "comilonas": dos o más veces a la semana, por seis meses como mínimo.
- Comer rápido y en secreto.
- Comer grandes cantidades de alimentos, sin seleccionar sabores.
- Sensación de culpa y pérdida del control mientras se come.
- No se puede parar de comer.
- Sensación de culpa y depresión después de comer.
Un paquete de papas fritas ha sido abierto. Una mano se dirige rápidamente hacia éste, saca una papa y se la lleva a la boca, luego otra y otra. Lo repite una y otra vez con tal urgencia que, en pocos segundos, no queda nada. Entonces, los ojos buscan en la cocina. En medio de la oscuridad encuentran una sandía, que aún no ha sido partida. Comienza de nuevo el ritual, esta vez con una cuchara sopera. Al mesón de la cocina, caen las pepas negras y el jugo rosado, mientras la fruta va disminuyendo. La mano tiembla porque ya no es posible sacar más de la cáscara verde. Una lágrima cae por el rostro, la mano la quita furiosa, porque en sólo minutos engulló demasiado. Pero el enojo no basta para detenerse. Los ojos se dirigen esta vez al refrigerador. Jamón y queso, y mantequilla. La mano coge el pan. No uno, sino tres, cuatro y hasta cinco marraquetas. Estas son embadurnadas con mantequilla, varias torrejas de queso y jamón se apelotonan entre las dos caras. Qué más hay. Mayonesa, hasta chorrear por los bordes. Sólo cinco minutos más para comer y terminará el sufrimiento. Son las 3.05 de la madrugada. Las lágrimas vuelven a correr por el rostro de Cristina, mientras sube las escaleras hacia su cuarto, prometiéndose que ahora sí será la última vez y que mañana comenzará la dieta.
Como Cristina no toma laxantes ni diuréticos, ni se han encontrado restos de vómitos en el baño, nadie sospecha que ella está enferma. Pero padece de un desorden alimenticio, diagnosticado recién este año, del mismo orden y tan grave como la bulimia o anorexia.
Fue bautizado como "comer compulsivo" y, precisamente, es la falta de conductas compensatorias (como el vómito) lo que la distingue de la bulimia nerviosa. "Tampoco equivale a comer por ansiedad, porque todos lo hemos hecho alguna vez en la vida, sin estar enfermos", explica Cristián Feuchmann, sicólogo del Programa de Obesidad de la Universidad Católica.
Lo que caracteriza a esta enfermedad es, precisamente, el disgusto que puede llegar a sentir la persona mientras está comiendo grandes cantidades de comida. "Es una sensación de que no tienen el control sobre la comida, sino que ésta los controla a ellos, no están sintiendo placer, como sí lo siente cualquier persona que termina comiéndose un pay de limón entero", agrega Feuchmann. Esta falta de control se traduce también en que no son selectivos para elegir lo que comerán. Aunque prefieren dulces, carbohidratos y comidas rápidas, generalmente éstos se mezclan de tal forma que el menú resultante no le parecería apetitoso a nadie. La cantidad de lo comido es otro de los síntomas. "Pueden llegar a ingerir 3.000 calorías de una sola vez y, al mismo tiempo, se están diciendo a sí mismos que mañana comenzarán la dieta", afirma Angela Guarda, directora del Programa de Obesidad de la Universidad de Johns Hopkins, en Estados Unidos.
Dada su reciente detección, esta patología aún se encuentra en estudio, por lo que es considerada dentro de los desórdenes alimenticios no clasificados. Faltan algunos formalismos ,como la validación de estudios para incluirla en las enciclopedias médicas junto a la bulimia y anorexia. Aunque en Estados Unidos ya se la menciona en los principales congresos y papers sobre el tema. Se estima que el 8 % de la población padece de alguna patología alimenticia. El comer compulsivo sería la más común de éstas, con el 2 % de prevalencia entre la población en general, según datos del Instituto Nacional de Salud Mental de ese país.
El comer compulsivo no distingue peso, sexo ni raza. A diferencia de la bulimia y anorexia, que afectan principalmente a mujeres, casi un tercio de los comedores compulsivos son hombres. La padecen por igual caucásicos, latinos y negros. Y tanto obesos como personas de peso normal o quienes presentan constantes fluctuaciones de peso. Aún así, su relación con la obesidad es clara: el 30 % de quienes asisten a un programa de reducción de peso en los Estados Unidos la padece. "Eso no significa que todos los obesos o todas las personas que gustan darse de atracones de comida padezcan de este cuadro", aclara Cristián Feuchmann. Y agrega: "Las personas con sobrepeso u obesas erróneamente creen que son comedores compulsivos, pero cuando en las terapias uno les pregunta si gozaron con la comida, casi todos afirman que sí, tal vez se sintieron culpables sólo después de comer. Eso es lo que distingue a un obeso o a una persona que come por ansiedad, de un comedor compulsivo".
Por eso este cuadro se ubica dentro de las enfermedades mentales, al lado de la bulimia y anorexia, y no junto a la obesidad, que es un cuadro médico. Asimismo, sus causas también están en la personalidad del paciente, en trastornos bioquímicos a nivel cerebral y en factores genéticos y ambientales.
Cristina era hija de un diplomático, separado de su mujer cuando la hija única de ambos era aún niña, por lo que ella prácticamente no conoció a su madre. Debido al trabajo de su padre, su infancia la pasó en cuatro o cinco países, no permaneciendo en ninguno por más de un año. Finalmente, cuando fue adolescente decidió quedarse en Chile, mientras su padre continuaba viajando por su carrera. La soledad y el desarraigo influyeron seguramente en la autoestima de esta muchacha, quien presentaba un aspecto desordenado y sucio, a pesar de ser bastante atractiva físicamente. Su rutina era partir temprano al supermercado, volver cargada de paquetes y encerrarse con ellos en su cuarto durante varios días, sin que nadie le viera la cara. En aquellos días, rehuía juntarse con amigos o salir a la calle e, incluso, había congelado los estudios en la universidad. Sin embargo, al tiempo retomaba su vida normal, aunque todos habían notado en ella un gran cambio: había subido extraordinariamente de peso. Durante esta etapa adelgazaba nuevamente. Pero no pasaba mucho tiempo hasta volver a encerrarse en su cuarto a comer.
Según explica el sicólogo Cristián Feuchmann, los comedores compulsivos son
-en general- personas de baja autoestima, pero muy perfeccionistas; que suelen tener dificultades en controlar sus impulsos y son muy ansiosas. "A diferencia de la anorexia, en la cual las personas restringen la comida para ganar el control en algún aspecto de sus vidas, los comedores compulsivos y los bulímicos comen para reducir el estrés y la ansiedad.
Pero los bulímicos tienen conductas compensatorias, como el vómito, que los alivia, no así los compulsivos, quienes terminan sintiéndose culpables y deprimidos", agrega el sicólogo de la Universidad Católica.
También hay factores culturales y de familia involucrados. Los compulsivos -y en general, todas las personas con desórdenes alimenticios- provienen de familias demasiado aglutinadas, que no dejan espacio para el crecimiento individual, o de padres o madres excesivamente preocupados del aspecto físico de sí mismos o de sus hijos. También provienen de familias en las que la comida alivia tensiones, estrés o ansiedad. "Madres que expresan cariño a través de comilonas para sus hijos o familias en las que los únicos espacios para compartir se dan en torno a la mesa", agrega Feuchmann. Por todo esto es que algunas personas, a lo largo de su vida, pueden presentar los tres trastornos alimenticios conocidos: bulimia, anorexia y comer compulsivo.
Los investigadores del Instituto de Salud Mental de Estados Unidos han hallado también una estrecha relación entre personas que presentan este cuadro con algunas patologías siquiátricas. Casi la mitad de los comedores compulsivos tiene depresión y muchos también poseen ciertos desórdenes obsesivo-compulsivos o fobias. Las razones de esta coincidencia podrían estar en los neurotransmisores, como la serotonina y vasopresina. El primero de éstos, que regula la producción de hormonas y los estados de ánimo, se haya disminuido en personas con depresión. Lo mismo se ha encontrado recientemente en personas con desórdenes alimenticios. Por otra parte, la vasopresina -que se libera como respuesta al estrés emocional y físico- está elevada en personas con patologías obsesivo-compulsivas y también en personas con comer compulsivo. Ello explicaría por qué la terapia con antidepresivos, como la fluoxetina, resulta exitosa en estos pacientes.
El tratamiento debe incluir también la terapia sicológica. Esta se orienta a que la persona reconozca su enfermedad y mejore su autoestima. Pero tan importante como ello es enseñar métodos para controlar las conductas impulsivas de acudir al refrigerador. Esto incluye desde guardar bajo llave ciertos alimentos o simplemente no comprarlos, para lo cual se necesita de una estrecha colaboración de la familia, y enseñar al propio paciente técnicas para combatir las crisis de ansiedad.
En el caso de personas obesas, lo ideal es controlar primero las crisis y después iniciar una dieta para bajar de peso. El tiempo de recuperación varía, aunque nunca es menor a tres meses. Y pese a que no presenta los riesgos graves de la anorexia, el comer compulsivo lleva a otras complicaciones asociadas a la obesidad, como el alto colesterol y presión sanguínea, enfermedad de la vesícula, diabetes, riesgo cardíaco y algunos tipos de cáncer. De allí, la importancia de la consulta precoz

Ver también

W
wanda_5856177
8/2/04 a las 9:07

La puritita verdad......
me identifico al 100% con las caracteristicas mencionadas.........empecè a investigar y ya solicite informacin por mail.ya les contare amigas.


besos abrazos y apapachos

A
achipmunk_4e50e9z
8/2/04 a las 10:09
En respuesta a wanda_5856177

La puritita verdad......
me identifico al 100% con las caracteristicas mencionadas.........empecè a investigar y ya solicite informacin por mail.ya les contare amigas.


besos abrazos y apapachos

Pues yo no me siento comedora compulsiva


En mi caso aumente de peso por varios factores.
El sedentarismo despues que tuve mi primera hija fue fatal para mi.
Ademas comia cosas con mucha grasa. Todo eso sin hacer ejercicio pues se fue acumulando en mi cuerpo hasta subir 20 kilos.
Luego entre un chocolate caliente con nata y un buen pedazo de torta encontre otros 15 kilos.

Pero desde que tome la decision de vigilar bien el tipo de alimento que entra a mi boca he mejorado bastante.

Estoy comiendo mas balanceado y me anote a un gimnasio.

Claro que de vez en cuanto mando todo a la porra por una semana y como las cosas que me gusta pero sin reventar ni sentimiento de culpa.

Ahora me he propuesto hacer algo que me gusta y que se que engorda solo una comida los fines de semana. Por ejemplo tengo planeado empanadas chilenas para el domingo mmmmmmmmm.

Saludos y exito.

S
saveta_8066191
16/6/16 a las 4:39

Holaa soy nueva en um foro pero bastante tiempo con este tema
Hace poco empecé un tratamiento .donde le estoy poniendo pilas, siemprw fui de dejar tengo 30 años y de los 15 comencé comence bulimia nerviosa he llegado a pesar 90 kilos bajar a 49 nunca un equibrio... realmente quierl salir de esto se q se pude con mucho esfuerzo hay gente q lo ha logrado. Me parece q todo esto del foro sus experienciase ayudarían tambien. Desde ya muchas gracias y cómo pude una vez lograrlo se q q se puede otra pero quiero q sea definitivo

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