La pesadilla de los transtornos de la alimentación

La mañana del 25 de diciembre de 1996 Susana fue a despertar a su hija para el almuerzo familiar de Navidad. Andrea, activa como siempre, había estado hasta muy tarde cocinando para el festejo. Su mamá golpeó la puerta una y dos veces. Nadie contestó. Entró al dormitorio y encontró que su hija de 18 años estaba muerta.

Estos pasajes están basados en una historia real. Sólo algunos nombres y circunstancias fueron cambiados. ¿De qué se murió Andrea? Bulimia. Una enfermedad que se caracteriza por un ciclo destructivo de atracón seguido de vómito. El triste final de Andrea no es tan raro como lo imaginan: más del 20 por ciento de los que sufren bulimia u otros trastornos de la alimentación, van a morir como resultado de la enfermedad. Cuando al cuerpo se lo priva de los nutrientes esenciales, comienza a quebrarse. Algunos sobreviven a esta agresión otros, no. Andrea fue una de las desafortunadas. Ella era la jefa del diario escolar, tenía el mejor promedio de la clase. Era una ganadora pero nunca demostraba sus emociones. Sus padres raramente tenían alguna queja contra ella.

Cuando murió buscaron entre las cosas de la hija que creían conocer y encontraron su diario íntimo, en el que Andrea escribía su mundo secreto.

30 de noviembre de 1993: Querido diario: El día temido finalmente llegó. Anoche no pude dormir creo que hice todo bien, la escuela terminó pero hasta que no me den el boletín no sabré si aprobé todas las materias. ¿Cómo voy a hacer para esperar ese momento? ¡Odio los finales! Engordé dos kilos en estas dos semanas. Parece que cuanto más como, más hambre tengo. Pero mañana es el día, mi dieta para alcanzar el cuerpo perfecto comienza mañana.

6 de diciembre de 1993: Querido diario: Se avecina otro verano. ¡Odio que mamá compre toneladas de comida! Parece que lo único que se puede hacer es comer, comer y comer.

Desearía poder irme sola y nunca volver, pero mi prima viene hoy y es tiempo de dibujarse una sonrisa y fingir que estoy contenta de ver a Mili.

8 de diciembre de 1993: Querido diario: Mili cree que es súper linda. ¡No la soporto! Come papas fritas y chocolates todo el día y se pasea en bikini mostrándose. ¡Me siento tan gorda! Quiero ser ella por un día, por una hora. ¡No es justo! Ayer comí una rodaja de pan en el desayuno, una ensalada de lechuga y tomate en el almuerzo y una hamburguesa en la cena y sólo bajé 200 gramos. Mamá piensa que estoy flaca pero Mili pesa menos que yo y eso es lo que voy a pesar para el fin del verano. Mañana voy a comer sólo media hamburguesa en la cena.

11 de diciembre de 1993: Querido diario: ¡Lo arruiné todo! Después de tres días de perfección fui a lo de Martínez a cuidar al nene y rompí la dieta. Debo haber comido casi un kilo de helado. ¡Me siento tan mal! ¡Soy tan asquerosa! No sé cuál es mi problema, cuando empiezo a comer no puedo parar, pero prometo que nunca, nunca, nunca más voy a volver a hacerlo. Mañana es un nuevo día: "Yo Andrea prometo que no voy a comer nada hasta que baje lo que engordé anoche", más 200 gramos extras como penitencia.

14 de diciembre de 1993: Querido diario: Me dieron las notas y estoy tan deprimida. No puedo creer que el de castellano me haya puesto un ocho con todo lo que yo trabajé, encima me comí toda la torta que mamá había preparado. Tuve que hacer otra para que no se diera cuenta. ¡Me odio! ¿Por qué hago estas cosas tan ... Desearía ser chiquita otra vez, sacarse diez era tan fácil...

28 de enero de 1994: Querido diario: ¡No lo puedo creer! Mili me contó su secreto para mantenerse flaca ¡es tan fácil! Come todo lo que quiere y después toma laxantes. ¡No puedo esperar para probarlo la próxima vez que me atraque!

15 de marzo de 1994: Querido diario: Empezó el cole. ¡Qué lindo es Martín! Todavía me gusta. Hoy es el cuarto día de mi dieta, aunque sigo gorda, estoy más flaca que antes. Si Martín no se da cuenta me muero.

3 de mayo de 1994: Querido diario: Hoy lo vi a Martín y ni siquiera me saludó ¡lo odio! De vuelta a casa me volví loca, me bajé del bondi en Mc Donald's y me comí dos hamburguesas, dos cajas de papas fritas, dos sundaes y dos pastelitos de manzana. No sé por qué lo hice, de repente tuve que comer mucho. Le dije al cajero que mi amiga me estaba esperando en el auto, me parece que me creyó. Me comí todo. Después caminé hasta, Burger King y me comí dos menúes más. Nunca había comido tanto de una vez, me siento una vaca, nunca lo voy a volver a hacer. Por suerte Mili me enseñó a deshacerme de la comida.

2 de julio de 1994: Querido diario: Ayer en el cumple de papá comí todo lo que quise y hoy a la mañana pesaba menos. ¡Gracias Mili! Los laxantes son geniales. Me quedan 2 kilos para llegar al peso que quiero. Tomé una cuantas decisiones: Me pesaré todas las mañanas. Voy a cumplir la dieta. No voy a engordar

21 de setiembre de 1994: Querido diario: Mili está en el hospital, no sé bien por qué. Creo que es algo en los intestinos. Mamá le encontró los laxantes y me preguntó si sabía de alguien más que los tome, obviamente dije que no. Tengo miedo. Me preocupa dejar de tomarlos, ponerme gorda y que Martín no me mire nunca.

27 de mayo de 1995: Querido diario: ¡Me odio! Me siento mal, anoche comí mucho. Mamá y papá se asombraron y eso que no vieron lo que comí en la cocina. Me duele tanto la panza que no puedo caminar. Quería vomitar para sentirme mejor y lo hice, me metí los dedos, fue asqueroso. ¡Nunca voy a volver a comer así!

3 de junio de 1995: Querido diario: Mili está internada otra vez. Esta vez está en el área de pacientes anoréxicas. Desde que dejó de tomar laxantes también dejó de comer. La vida es tan complicada y no parece que vaya a ser más fácil. Si pudiera ser niña de nuevo y no tener que preocuparme de los chicos, de las notas, de ser flaca...

5 de agosto de 1995: Querido diario: Los milagros existen: ¡Martín me invitó a la fiesta! Hoy me había puesto la pollera que me tapa las caderas gordas y horribles que tengo. Seguro que por eso Martín no se pudo resistir.

Anoche fuimos con mamá a comprar un vestido ¡qué horror los espejos! ¡Me veía como un chancho! Casi no me entraba el small: "Yo Andrea, prometo desde mañana tomar sólo jugo".

9 de agosto de 1995: Querido diario: "Yo Andrea, prometo: Voy a dejar de atracarme. Tomar laxantes sólo dos veces por semana. Dejar de vomitar. Dejar de pensar en la comida. Empezar a ser una persona normal".

14 de marzo de 1996: Querido diario: Mi vida es horrible, me siento perdida y no me puedo concentrar en nada. Se suponía que la facultad era lo mejor pero la odio. Estoy comiendo más que nunca, la comida es mi obsesión, es como una droga, solo pienso en volver a casa para internarme en la heladera. Me siento atrapada y sola. Necesito inventar más excusas para ir al baño después de comer.

22 de mayo de 1996: Querido diario: Soy una tonta, yo nunca le guste a Martín, se puso de novio con Verónica ¿Nunca me va a salir nada bien?

4 de julio de 1996: Querido diario: Hoy conseguí trabajo en una boutique, por fin voy a tener mi plata. Para celebrar, mañana voy a empezar una dieta nueva así que hoy va a ser la última noche que coma algo que engorde.

13 de julio de 1996: Querido diario: ¿Por que acepté trabajar ahí? Todo lleno de espejos, no tolero ver lo gorda que soy.

7 de octubre de 1996: Querido diario: Ayer me desmayé mientras atendía en el negocio, mi jefa quería llamar a una ambulancia, pero le dije que estaba bien. Me dieron el resto del día libre pero estaba muy débil para caminar. Por suerte me vino a buscar Silvia porque si no todavía seguiría sentada en el cordón de la vereda.

Tengo miedo. Anoche vomité con sangre. No sé si debería contarle a alguien. También me duele la garganta.

29 de noviembre de 1996: Querido diario: Hoy es el último día de clases y debería ser un día divertido pero estoy enferma. Cuando mamá se fue de casa llamé a la pizzería y me pedí dos grandes de muzzarella. Tenía miedo que mamá oliera la comida, pero por suerte vino tarde a casa. Escondí las cajas en el ropero y espero que el perro no las encuentre.

Creo que estoy enferma por comer porquerías: "Yo Andrea, prometo mañana empezar una dieta sana". Con suerte estaré lo suficientemente flaca para usar bikini en las vacaciones.

20 de diciembre de 1996: Querido diario: Mi familia se está preparando para las fiestas y las vacaciones. Yo estoy tan cansada y enferma que nada me entusiasma. Este año no quiero ir. Ojalá me dejaran sola. Mamá me obliga a comer. ¡Si supiera la verdad... !

Cinco días más tarde Andrea muere. Su corazón dejó de latir a causa de una hipoglucemia. Paradójicamente Andrea pesaba lo mismo que al empezar su destructivo rutina tres años antes. Había planeado empezar una nueva dieta después de Navidad.

La historia de Andrea es trágica, pero existen soluciones para los trastornos de la alimentación. Aunque creas lo contrario para salir de ellos no basta la fuerza de voluntad. Si sentís que podes llegar a tener una relación conflictiva con la comida, el primer paso es buscar ayuda, antes de que se convierta en algo incontrolable.

Lo importante es que puedas aprender a "alimentar tu hambre de afecto" y decir lo que te pasa en vez de morir de hambre.


Espero que este relato que he encontrado, ayude alguna chica a ver que la vida es muy bonita para quitarte. Una dieta controlada, un poco de ejercicio y el quererse a si mismo te pueden ayudar a ser feliz, no dejeís que las modas, los complejos, y la talla 34/36 o derroten en esta vida.

besos
Silvia