En los trabajos sobre implantes mamarios, la principal preocupación de muchos autores en el postoperatorio alejado es la eventual formación de una cápsula. Otros cambios importantes, son las modificaciones en la posición del implante en relación con la glándula y su cobertura y las alteraciones de la glándula generadas por fenómenos habituales que ocurren a través de la vida de la mujer.
Hemos generado conductas en el planteamiento quirúrgico que tienen por objeto atenuar o retrasar estos fenómenos. Creemos haberlo logrado mediante la aplicación de un zócalo de apoyo del implante, produciendo al mismo tiempo una firme interfase entre el plano dermocelular y la prótesis. Este plano subfascial para el polo inferior actúa como estante que da firmeza y estabilidad al neosurco.
En la colocación de implantes mamarios, el surco puede o no ser desplazado. En los casos en que no es necesario alterar el surco submamario natural, contamos con adherencias anatómicas que le dan duración y consistencia al mismo. Pero en la mayoría de las mamoplastias de aumento, la distancia areola surco es corta y éste debe ser descendido, creando así un nuevo límite. Sobre este neosurco se concentra el peso de la prótesis en la posición erecta, ejerciendo una presión sostenida sobre el polo inferior mamario. Se oponen a este efecto solamente la piel, el tejido celular y el tejido glandular.
Los adelantos sobre los procedimientos de aumento mamario apuntan fundamentalmente a dar una mejor cobertura a los cuadrantes superiores.
Nuestra atención y la de otros autores, se ha enfocado además en los cuadrantes inferiores, área aún susceptibles de mejoría. Esto lo conseguimos mediante la creación de un zócalo de apoyo del implante, generando al mismo tiempo una firme interfase entre el plano dermocelular y la prótesis (ESTO SE CONSIGUE PONIENDO LA PROTESIS SUBFACIAL)
No sabemos la respuesta; pero podemos afirmar que la mayoría de los implantes duran mucho más que la buena forma de la mama lograda en las mamoplastia.
Esta sufre procesos biológicos dinámicos, siendo la ptosis una combinación o concurrencia de ellos. Las condiciones de la mama varían con el tiempo: la piel se afina, los ligamentos se elongan, el celular subcutáneo adelgaza, la glándula se atrofia, el músculo pectoral involuciona; pero el implante sigue pesando exactamente lo mismo que el día que fue colocado.
Las inclusiones subglandulares o las submusculares (con bolsillo ampliado en sentido caudal en el tejido adiposo por debajo del surco), se apoyan en el celular subcutáneo y someten a este último, por acción de la gravedad, a un decúbito permanente que afina el espesor graso y en ciertos casos permite palpar los bordes de la prótesis.
Si bien, desde el año 1999 hemos abandonado el plano subglandular por uno más "lógico" como es el subfascial, el plano submuscular lo seguimos utilizando cuando la cobertura en cuadrantes superiores es muy delgada.
CHICAS HE VISTO FOTOS Y LA DIFERENCIA DE LA MUSCULAR A LA FASCIAL NO ES MUXA SON LAS DOS NATURALES. PERO EL TEMA ESTA EN SU DURACION EN EL TIEMPO, Q EN EL CASO DE LA GLANDULAR SUFREN MAS ALTERACIONES.
Estas alteraciones consisten en desplazamientos de la glándula provocados por la elongación de los tejidos cutáneos y céluloadiposos, ocasionados por la presión constante de la prótesis al simple paso del tiempo.
Las mamas que han sido implantadas sin alterar la estructura anatómica del surco, son más estables que aquellas en las que dicho surco ha sido descendido, alterando sus adherencias normales.
Por lo tanto, proponemos la creación de un plano subfascial que actuando como zócalo o estante firme, evite o retrase el descenso del neo-surco y la distensión del polo inferior.