Hace mucho tiempo que tengo la misma pareja, pero aún llevo más con mis problemas de alimentación. El caso es que cuando lo conocí acababa de salir de mi primera gran crisis. Después de un año sin levantar cabeza y viéndome morir, de pronto mejoré un poco y empecé a hacer "vida normal". Fue por eso que tuve la ocasión de conocerlo. En ese momento de lo que menos me apetecía hablar era del trauma por el que acababa de pasar. Quería olvidarlo todo y con mucha fuerza, empezar de cero. Dejar para siempre, todos los problemas atrás, procurando ser feliz y disfrutar en la medida de lo posible de la vida que aún me quedaba por vivir. Pero esto no me duró mucho y pronto volví a recaer (aunque nunca volví a estar tan mal como la primera vez). Él me fue conociendo y queriendo cada vez más, a pesar de mi comportamiento. Yo nunca fui capaz de contarle nada relacionado con el tema (en realidad nunca había sido capaz de contárselo a nadie, a parte de a mis médicos). El fin de semana pasado, no sé por qué (quizá porque este año volví a recaer bastante), decidí contárselo casi todo. Estaba muerta de miedo por la posible reacción que fuese a tener. Imaginé que ocurriría lo mismo que ocurrió en su día con mi familia. Pero nada tuvo que ver, pues en realidad, fue él el que me contó a mí. Me conoce tanto, que pude comprobar como ya ni siquiera tenía necesidad de contarle ni mi más grande secreto. Pues ya lo sabía. Me alegré muchísimo.
El caso es que le estoy haciendo daño y me siento mal. Siento que conmigo nunca podrá ser feliz, porque yo nunca seré capaz de darle esa felicidad ni bienestar que todo el mundo necesita en la vida. Conmigo sólo alcanzará el sufrimiento, el desequilibrio y la desesperación. Yo ya no puedo soportar más ver como hago daño a todos mis seres queridos. Y sobretodo a él: el gran amor de mi vida.
Soy consciente del mejor consejo que se me puede dar: intentar luchar por superar esta grave enfermedad para no perderlo todo, para no perderme a mí, para no perderlo a él. Valorar la suerte que tengo por haberlo conocido, y pensar más en él...
Ya lo he intentado tantas veces que ya no me quedan fuerzas ni esperanzas. Por eso pienso que la única solución será despedirme de todos y de todo. Aislarme para siempre aceptando un final que ni yo misma puedo imaginar pero que me pone los pelos de punta de sólo pensarlo. En todo caso, en soledad.
Si estuviéseis en mi situación y vierais imposible cambiar y curaros, dejaríais para siempre a esa fabulosa persona que un día tuvisteis el honor de conocer? (Aunque ya se lo propuse muchas veces antes del fin de semana pasado en el que hablamos de ello mucho más en serio que nunca, esta mañana lo volví a hablar todavía más en serio, y cada vez estoy más triste y preocupada. Sobre todo porque sé que él también está hecho polvo buscando posiblemente una solución, que no existe....).
Muchas, muchas gracias.