Hola anita.
Yo también escribo menos porque empecé a trabajar y aunque tengo un horario fantástico, luego siempre me enredo con la compra, el niño, las actividades extraescolares... y llego tarde a casa.
Durante el trabajo, aunque podría conectarme, voy bastante apurada.
Eso de ir algo extresada en el trabajo me está ayudando mucho a no pensar tanto en el tabaco. Además, con eso de que no puede fumar ahí (menos mal!), que hace frío fuera y a nadie le apetece salir a echar humo... como que llega un momento en que no le apetece a nadie, ni siquiera a los fumadores.
Lo que sí he comprobado en que me cuesta poquito caer en situaciones muy determinadas. Confieso que, a parte de alguno que me fumé en las fiestas, no puedo evitar algún que otro (muy poquitos, eh!...) con determinadas personas y en situaciones muy concretas.
Por eso creo que se trata de una cuestión de puro hábito. Si en una situación determinada te acostumbras a no fumar, poquito a poco dejarás de pensar en el tabaco cuando estés en esa situación. Lo contrario también se da.
Ay!. Yo soy como tú. Me cuesta mucho. Envidio a la gente que le coge tirria al tabaco después de dejarlo. Se ve que eran otro tipo de fumadores distintos. Habría que analizar esto (Allen Carr no lo tuvo en cuenta).
Por cierto... Erre que erre yo con el deporte... Haces algo?, sales a correr o practicas algún tipo de ejercicio físico?. Yo es que ahora tengo el gimnasio abandonado; primero fue una lesión y después el trabajo (la excusa de siempre).
Yo, cuando hacía deporte parecía que descargaba toda la angustia, la rabia y el malestar psíquico por el abandono del tabaco. Tendré que volver con ello.
Mientras tanto, aguantamos como buenamente podemos y así y todo, con lo fumadora que era yo, creo que lo llevo bastante bien. Sigo orgullosa de mi misma a pesar de algún que otro "pecadillo".
Ánimo Ana!. Y, sobretodo, piensa que nada dura para siempre, ni siquiera las ganas de fumar. Algún día nos reiremos de nuestras tribulaciones.
Besotes.