En respuesta a hend_720781
Hay días que parece que voy a explotar
Mi marido es alcohólico, se tuvo que internar 2 veces. Pero siguió en la misma porque la última internación fue en una comunidad abierta (no era nuy buena) y se volvió a casa. Ahora pusimos en venta la casa, está un poco mejor, pero cuando se venda si no cambia cada uno por su lado. Eso lo hizo pensar. Hay que ponerse firme si no entiende cuando uds. le hablan, y no quiere hacer ningún tratamiento, pueden pedir que intervenga un juez y lo internan para que se rehabilite. Seguro les va a decir cosas horribles, no importa, de lo contrario van a terminar todos con transtornos psicológicos.
De no querer hacer ésto, vendan o no su casa, VÄYANSE DE LA CASA LAS DOS, una puede trabajar, mientras la otra hace algún curso corto con salida laboral. Por ej. esteticista corporal, gestor previsional o de automotores etc.
Lo más importante es que no vivan con él sino toma conciencia de que está enfermo. Cuando sepa lo que perdió, ahí se va a dar cuenta de su adicción y de todo lo malo que les hizo pasar. No aflojen, cuando resuelvan qué hacer para solucionar esto, NO SE VUELVAN ATRÄS aunque las insulte, amenace, porque son muy menterosos y `manipuladores. No crean en sus promesas. Mucha suerte.
Les mando una carta escrita por un alcohólico...
No permitan que les mienta. Si aceptan que huya de la verdad me animan a mentir. La verdad puede ser dolorosa, pero traten de comprenderla.
No dejen que sea más listo que ustedes, pues sólo me haría eludir responsabilidades, y al mismo tiempo perderles el respeto.
No acepten mis promesas. La naturaleza de mi enfermedad me impide cumplirlas, aunque tenga intenciones de hacerlo en ese momento. Hacer promesas es la única forma que tengo de posponer el dolor. Y no cambien los acuerdos, si hemos acordado algo, cúmplanlo.
No permitan que me aproveche de ustedes. Ni que me imponga, si lo hacen se convierten en cómplices para evadirme de mis responsabilidades. No me amonesten ni me den lecciones de moral, no me regañen ni me alaben, no me hagan reproches ni discutan conmigo cuando esté drogado o sobrio. No derramen mis cosas, quizás esto les haga sentirse mejor, pero hará que la situación empeore.
No se enojen conmigo. Esto les destruirá y también destruirá cualquier posibilidad de ayudarme. No permitan que la angustia que sienten por mí les obligue a hacer lo que debería hacer yo por mi mismo.
No encubran ni intenten evitarme las consecuencias de mi enfermedad. Esto puede reducir la crisis, pero hará que la enfermedad empeore.
Ante todo, no huyan de la realidad como lo hago yo. La enfermedad que padezco empeora mientras siga yo consumiendo.
Comiencen ahora a aprender, a comprender y a forjar un plan de recuperación, averigüen de que se trata la enfermedad, hay grupos que existen para ayudar a los familiares de los adictos.
Necesito la ayuda de un médico, de un psicólogo, de un consejero, de un adicto en recuperación que haya encontrado la sobriedad. Necesito la ayuda de Dios. Yo solo no puedo ayudarme y aunque me aborrezco, a ustedes los quiero.
Por favor, ayúdenme.