No sé si habrá mucha gente como yo en este foro, que dejó de fumar durante bastante tiempo (año y medio en mi caso) y por la tontería de probar "solo uno no me hará nada", volvió a caer en el vicio.
Dejar de fumar me resultó facilísimo en esa ocasión. Yo siempre he fumado bastante, un paquete mínimo, pero normalmente uno y medio, y si salía, podía llegar a dos. Jamás había conseguido pasar un día entero sin fumar, y sinceramente, no me sentía capaz. Pero empecé a encontrarme mal, sobre todo anímicamente, al pensar que el tabaco estaba controlando mi vida, y de repente un día me dije "lo dejo", y lo dejé. Cuando pasó el primer día no podía creer que hubiera conseguido no fumar absolutamente nada en 24 horas. Eso me dio un subidón enorme para seguir, y el subidón iba en aumento cada día que pasaba. De esa manera, mi estado de ánimo superaba cualquier síndrome de abstinencia, y sin darme cuenta me convertí de verdad en una ex fumadora, sin ninguna intención de volver a caer en la tentación nunca más.
Pero ..., tras año y medio un día estando sola en casa me dije voy a probar cómo era esto de fumar. Me supo fatal ese cigarro, me mareé, pero aún así, en pocos días volvía a fumar más de un paquete diario. De esto hace casi dos años, en ese tiempo he intentado dejarlo varias veces sin conseguirlo. Solo una vez llegué a estar doce días sin fumar, pero a los doce días volví. Ahora sé cuál fue la razón, y no va a volver a ocurrirme. Ahora veo cuál es la principal ventaja de haberlo dejado y haber vuelto a fumar, y cuál es el principal inconveniente:
- La ventaja: saber lo bien que te sientes cuando has conseguido superarlo. Creo que lo único que tiene de bueno haber sido fumador, es el aumento enorme de autoestima que provoca el conseguir haber dejado de fumar. Recuerdo perfectamente que me sentía sana, limpia, me levantaba descansada y sin dolor de pecho, sin tos, sin cargo de conciencia. Me acostaba sin dolor de cabeza. Era libre. Todas estas sensaciones son lo que quiero volver a conseguir.
- El inconveniente: ahora sé lo fácil que es volver. Por eso la vez que os digo que intenté dejarlo y duré solo doce días me resultó tan difícil. Ya no me sentía tan orgullosa cada día que pasaba, porque sabía que si había vuelto una vez, me iba a ser muy fácil hacerlo de nuevo.
Pero esta vez voy a utilizar las dos cosas a mi favor: las ventajas, por supuesto, y el inconveniente, pues he aprendido de él. Sé lo fácil que es volver al tabaco. Por eso no pienso hacerlo. Ni un cigarro más, ni una calada. No quiero ser una ex fumadora, simplemente quiero ser una no fumador. No estoy dejando de fumar, simplemente no fumo.
Estoy deseando que algún conocido un día de estos me ofrezca un cigarro para decirle "no, no fumo". Estoy deseando contarle a mi madre que ya no fumo más (lo contenta que se va a poner la pobre). Pero no voy a decírselo hasta que no lleve un tiempo sin hacerlo, porque después de tantos intentos, no va a saber si esta vez va en serio.
Estoy haciendo lo mismo que la vez que conseguí dejarlo: no fumar y cuidarme. ¿que dejar de fumar mejora el aspecto de la piel? Pues yo además me doy un exfoliante. ¿Que también aumenta la fuerza del cabello? Pues me doy una mascarilla. ¿Que vas a dejar de tener los dedos amarillentos? Pues para acabar de mejorarlo me echo crema de manos todos los días.
Mucha agua, ejercicio, mucho zumo de frutas. Muchos baños, ropa limpia y bonita, muchos paseos. Y lo mejor, mucho jugar con mi hijo que solo tiene dos años, en lugar de aprovechar el mínimo momento para sacar la cabeza por la ventana y consumirme un cigarro en dos caladas.
En definitiva, mucha salud y mucha fuerza, que por ahí empieza la felicidad.