En respuesta a muchas personas que dudan sobre pedir o no ayuda, sobre si tendrán o no un problema con el alcohol, cocaína o cualquier sustancia psicoactiva, quiero contar resumidamente como funciona una terapia y lo acertado que puede ser pedir ayuda.
En primer lugar debemos definir qué es una adicción para poder saber si estamos en situación de necesitar ayuda.
Una adicción es una dependencia hacia una sustancia. Cuando una persona se plantea, por ejemplo, dejar de beber y no lo puede conseguir por sus propios medios seguramente ha generado una dependencia hacia el alcohol que se escapa a su control. Hay diferentes grados de dependencia. Incluso aunque uno no se considere dependiente si continua consumiendo acabará desarrollando una adicción. Y una adicción es una enfermedad que tiene que ser tratada como tal.
Por tanto, podemos afirmar con rotundidad que la fuerza de voluntad no basta para salir de una adicción. Es necesario, en prácticamente la totalidad de los casos buscar ayuda profesional especializada.
Muchas personas, a la hora de valorar su situación, piensan que no tienen un problema porque no beben o consumen todos los días. Más que la cantidad que se ingiere o consume hay que valorar la manera en que reacciona el cuerpo al beber o consumir y como nos comportamos y pensamos cuando estamos bajo los efectos del alcohol o de la sustancia adictiva.
En el caso del alcohol, para empezar a dejar de beber lo más efectivo será saber que es una enfermedad y cómo nos afecta a cada uno. Y lo más importante, ¿por qué bebemos? ¿por qué nuestra relación con el alcohol es diferente a la de los demás? ¿Por qué nos sentimos culpables?
Todas estas cuestiones son las que se analizan en una terapia. La primera etapa consiste en una evaluación exhaustiva de cuál es nuestra situación específica para trazar un plan personalizado y comenzar con la segunda fase, la desintoxicación. Con ayuda profesional conseguiremos dejar de beber o consumir cualquier sustancia el suficiente tiempo para poder empezar a "trabajar" con nuestro cerebro. Porque cuando estás afectado por una adicción no actúas bajo los efectos del alcohol o la sustancia sólo cuando la consumes, cuando no la consumes también. Es fundamental retirar el tóxico para ver qué hay detrás. Esto sucede en la tercera fase, la deshabituación. Durante la misma, empezamos a conocernos y a contestar preguntas con claridad sobre nuestra vida. Y cuando se lleva un tiempo en abstinencia comienzan a suceder cosas extraordinarias. Determinadas actitudes o problemas que la persona tenía en su etapa de adicción y que no relacionaba con el consumo se colocan en su sitio (desaparece el caos permanente en el que se vivía) y muchas de ellas se solucionan. A partir de aquí queda un tiempo de rehabilitación diferente para cada uno en el que la persona va profundizando en sus porqués, aprende a manejar sus emociones sin necesidad de consumir y a relacionarse con los demás de una forma equilibrada y sana.
Es muy importante buscar un buen centro de tratamiento donde encontraremos un equipo de personas expertas que nos ayudarán a salir de esta situación con profesionalidad, respeto y cercanía.
Debemos desmitificar el lugar donde vamos a pedir ayuda. No es más que un centro médico donde van a tratar nuestra enfermedad sin ninguna culpabilización o estigmatización.
Animamos a las personas que estén dudando sobre la idoneidad de pedir ayuda. Es una decisión vital e importantísima que va a facilitar enormemente el camino de la persona que está sufriendo. Porque intentar dejarlo sólo es como luchar contra alguien que ya sabe lo que vas a hacer, que siempre va un paso por delante. Da igual lo inteligente que seas, porque esa inteligencia proviene de tu cerebro que es el mismo que te hace beber o consumir.
Vera Cruz
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