Hola a todos.
Quería contaros que, por circunstancias que no vienen al caso, dejé de fumar hace unas dos semanas.
Hace cosa de un año volví al tabaco tras cuatro meses sin probar cigarrillo.
En aquella ocasión lo había dejado, muy chula yo, con el dichoso librito de "Allen Carr". Que si el monstruito y compañía... Nada. Fatal. Dejé de fumar, es verdad, pero, ni por un minuto al día, conseguía olvidarme del cigarrillo.
Fue una tortura angustiosa. Tuve que volver a fumar o me volvía loca.
La cuestión es que a mi me pasaba lo que a muchísimos ex-fumadores; que cuanto más tiempo transcurre, más echan de menos el tabaco. Y eso es por lo mucho que pensamos en él cuando ya hemos dejado de fumar.
Pensamos más en el tabaco que cuando fumamos. Cómo podemos dejarlo así!?.
Observando cómo conseguía pasar horas en el trabajo sin encender un cigarrillo y cómo día a día me iba acostumbrando a ello como cosa normal (bendita ley!), me auto-impuse la prohibición de fumar en determinados lugares.
Me prohibí fumar en el salón, poco después en la cocina, y así con toda la casa. Después en el coche. Luego me impuse no fumar cuando iba caminando por la calle y así poco a poco.
En las últimas semanas, el consumo de cigarrillos se había reducido al ratito del café en un bar; a la salida del hipermercado, mientras metía la compra en el maletero del coche; un cigarrillo apresurado después de la cena, en el balcón (y mira que poquito gusto me daba ese!).
O sea, que entre uno y otro, sumaban unos seis o siete cigarrillos diarios (hace tiempo me fumaba dos paquetes!).
Pero el truco no está en reducir el consumo. Tanto da seis como veinte. Se trata de acotarte zonas o momentos diarios en los que fumar y prohibirte poco a poco aquellos lugares en las que pasas más tiempo al día y aquellos momentos que más se repiten.
El día que decidas dejar de fumar, sólamente echarás de menos el cigarrillo en esos momentos a los que habías reducido su consumo (el cafetito, después de la cena, etc...).
Eso es mucho más fácil de controlar que el estar pensando en el tabaco todo el día.
Pero, cuesta. Dejar de fumar no es fácil, aunque sepas cómo.
No es nada fácil. En esos momentos en los que antes fumabas, lo echarás mucho de menos, pero debes contenerte, contar hasta cien, beber agua (muy recomendable), darle una patada a la pared, saltar o lo que se te ocurra.
El momento crítico pasará inmediatamente cuando cambies el "escenario" y, por ejemplo, entres en el salón de tu casa (libre de humos desde hace tiempo) y puedas relajarte. O llegues a tu trabajo donde, si se siguen las normas, hace tiempo que te acostumbraste a no fumar.
Lo más normal es que en esos momentos dejes de pensar en el cigarrillo. O que su pensamiento no te provoque tanta angustia.
En fin. Éste es el método que me está funcionando a mi y haciendo que el dejar de fumar no sea una tortura psíquica como fue la última vez (y la antepenúltima...) . Si sois superfumadores adictos totales como yo, tal vez os sirva.
Saludos.
PD.: No tomo nada ni uso parches.