Además de ser una comida antinatural para los humanos, la leche de
vaca, como otros productos lácteos, es insalubre. El doctor John A.
McDougall denomina "carne líquida" a los productos lácteos, porque su
contenido nutricional es muy similar. Los productos lácteos son ricos
en grasas y colesterol. Entre ellos se encuentran el queso, la leche,
la mantequilla, la crema, el yogur y el suero (presente en muchas
margarinas y productos horneados), los cuales contribuyen al
desarrollo de enfermedades cardíacas, algunas formas de cáncer e
infartos, las tres enfermedades más fatales de nuestra nación. Robert
Cohen, autor de "Milk: The Deadly Poison" (La Leche: El Veneno
Mortal), calcula que para cuando un estadounidense corriente tiene 50
años, él o ella habrá consumido en productos lácteos la misma
cantidad de colesterol presente en un millón de rodajas de tocino.
Quizá lo más sorprendente sea que el consumo de productos lácteos ha
sido vinculado a la osteoporosis, la misma enfermedad que
supuestamente es prevenida por la leche.
La osteoporosis es una enfermedad debilitante caracterizada por la
baja masa ósea y por el deterioro del tejido óseo. Contrariamente a
las afirmaciones de la industria láctea, esta pérdida ósea no se
detiene o impide con un incremento en el consumo de calcio sino con
una disminución en el consumo de proteínas. En realidad, luego de
estudiar la dieta de 78.000 mujeres estadounidenses durante un
período de más de 12 años, los investigadores de la Universidad de
Harvard concluyeron que "es poco probable que un consumo elevado de
leche u otras comidas fuentes de calcio durante la adultez
proporcionen considerables efectos protectores contra las fracturas
de cadera o del antebrazo"; de hecho, aquellos participantes del
estudio que consumieron más de 450 miligramos de calcio proveniente
de comidas lácteas duplicaron el riesgo de sufrir fracturas de
cadera. Los alimentos ricos en proteína animal como la carne, los
huevos y los productos lácteos, separan el calcio del organismo para
regular los derivados ácidos que resultan de la descomposición del
exceso de proteínas; esto causa una pérdida neta de calcio. Aquellas
sociedades con poco o ningún consumo de productos lácteos y proteína
animal, muestran una baja incidencia de osteoporosis. Además, el
doctor McDougall comenta, "La deficiencia de calcio causada por una
cantidad insuficiente de calcio en la dieta no se conoce entre los
humanos".
Otras enfermedades también son más predominantes entre aquellos que
consumen grandes cantidades de productos lácteos que entre los
veganos. El 90% de los pacientes asmáticos que fueron sometidos a una
dieta totalmente vegetariana (sin carne, huevos o productos lácteos),
experimentaron grandes mejoras en la frecuencia y la gravedad de sus
ataques. Según la Academia de Alergia, Asma e Inmunología de Estados
Unidos, la leche es la causa principal de alergias en niños, causando
síntomas tan diversos como exceso de mucosidad nasal, problemas en
los oídos, fatiga muscular y dolores de cabeza. Los productos lácteos
también han sido relacionados con insuficiencias cardíacas, tetania
neonatal, dilatación de las amígdalas, colitis ulserosa, enfermedad
de Hodgkin, y problemas respiratorios, cutáneos y gastrointestinales.