Básicamente, Herbalife comete dos irregularidades:
1.- Ofrece un producto abalado por estudios científicos privados y patrocinados por la propia empresa. Esto es, no existe un estudio objetivo e independiente, lo que desacredita su credibilidad. No podemos saber con certeza la calidad y seguridad de estos productos, sobre todo porque se amparan legalmente en que son complementos o suplementos alimenticios, por lo que no se les exige un estudio previo a su comercialización.
Además, Un producto que promete ayudar a adelgazar, o cuando menos a llevar una dieta sana como alternativa a una alimentación supuestamente deficiente, afecta necesariamente a nuestro metabolismo de una forma agresiva, lo que es un riesgo muy peligroso sin el asesoramiento de un profesional de la salud. Herbalife se comercializa indiscriminadamente por personas sin formación homologada por los diferentes organismos oficiales competentes de los países donde se da.
2.- El sistema de comercialización que utiliza Herbalife, obtiene la gran mayoría de los beneficios de las inversiones que los distribuidores realizan para ingresar en el sistema o subir de nivel en el mismo.
El producto es caro y ante la desconfianza del potencial cliente por los motivos expuestos en el punto 1, la venta es complicada, por lo que los beneficios son escasos. De esta manera, los beneficios relevantes están supeditados a las pequeñas comisiones obtenidas por la venta del producto por parte de terceras personas.
Todo esto se reduce a unos beneficios escuetos para el distribuidor por sus cuotas de mercado, directas o indirectas, y grandes beneficios para la empresa por las inversiones realizadas para ingresar o crecer en el sistema. Los distribuidores, tras invertir, al no poder amortizar dicha inversión con sus ventas directas o indirectas, se encuentran esclavizados por el propio sistema.
Por estos motivos, entiendo que, por lo expuesto en el punto 1, Herbalife podría estar incurriendo en un delito de intrusismo laboral por un lado y por otro en el de atentar contra la salud pública. Y Según lo expuesto en el punto 2, Herbalife podría estar incurriendo en los delitos de sistema piramidal encubierto, fraude y supuesto corporativismo sectario.
Luchar de forma individual contra la maquinaria de una multinacional es muy difícil, por una elemental cuestión de recursos y medios, pero además, nos encontramos con un problema moral a la hora de denunciar estas circunstancias. La mayoría de los afectados, han ingresado en el sistema de Herbalife a través de personas de su círculo más inmediato, familia y amigos, lo que supondría enfrentarse a tus seres más queridos. Una baza cruel y grotesca con la que Herbalife juega a su favor.
Estos sistemas de venta, así como este tipo de productos, son relativamente novedosos en la historia, por lo que hasta la fecha, no existía legislación alguna al respecto, traba con la que se encuentran los gobiernos a la hora de investigar y perseguir a empresas como Herbalife.
Los casos de Colombia con respecto a la identificación de los productos como medicamentos, y de Argentina con respecto al sistema de comercialización de los mismos prohibiéndolo fuera de los circuitos médicos o farmacéuticos, suponen las bases para la concreción de una legislación que ahogue el crecimiento de Herbalife, pero no son suficientes, pues el mercado de Internet, que supone la gran vía de expansión de Herbalife, ofrece posibilidades ilimitadas que, aunque pudieran ser ilegales a nivel de un país concreto, pueden ser fácilmente esquivadas al tratarse de un medio de difícil control al ser virtual y no físico.
Estos peligros se ven acuciados ante la desinformación de la población, acrecentándose así la vulnerabilidad de la misma ante los recursos mercadotécnicos que puede desarrollar Herbalife dado su poder económico.
Personalmente, creo que es responsabilidad de todos, no solo de los gobiernos, el procurar evitar el crecimiento de lo que podríamos denominar ya una pandemia; Herbalife.
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