(esto lo lei en un Fotolog y mencanto os lo dejo para k lo leais y rekapaticeis..
Me Di Un Atracón (o el día a día de una bulimica).
Me acabo de dar un atracón y junto con la torta de dulce de leche desaparecieron mis ganas de vivir. No quiero morir pero tampoco quiero vivir.
Hasta hace dos horas estaba feliz, tenía ganas de verme con mi novio, al que ya no mimo como antes, y de llamar a una amiga que hace mucho que no veo. También me apetecía salir a caminar, y sentir el vientito acariciándome las mejillas.
Pero de un momento a otro se fue todo al diablo. Ahora siento culpa, deseos de volver el tiempo atrás y controlarme. Me siento frustrada, por no poder controlar lo que como, por ser incapaz de resistirme a lo dulce.
Quien no vive un atracón no lo entiende. Lo ven como flojera, falta de voluntad para seguir una dieta. Pero un atracón es más que lo que cualquier persona sana vive al comer de más un día.
Antes del atracón hay un período de malestar, una sensación de que falta algo, ya sea por la soledad, por aburrimiento, por una noticia fea, por ansiedad, por una decepción, y ahí sobreviene la excitación.
Empezás a comer y aunque quieras no podés parar. Sabés que tu comportamiento es anormal, sos conciente de que querés adelgazar y por este camino no lo vas a lograr. Una parte tuya te dice que pares, que ya es suficiente, que después te vas a sentir mal, que busques otra cosa para calmarte. Pero otra parte siente que lo único que va a calmar ese malestar es la comida.
Lo hacés en secreto, quizás con comida robada, quizás pongas excusas para quedarte sola, y así poder darte el atracón. Tu parte sana desea evitarlo, no pasar por quioscos a comprar golosinas, buscar otro entretenimiento, intentar que no te dejen sola, pero tu parte enferma grita por lograr ese atracón que , aunque sea por un breve período, calme el malestar.
Durante el atracón sentís placer mezclado con culpa. Te atiborrás, incluso atentando contra el buen gusto. Comés dulce, luego salado, luego dulce de nuevo, hay que llenar ese vacío, pero nada es suficiente. El kilo de helado que anoche te prohibiste, las galletitas que durante la merienda mirás con recelo, los fideos fríos que quedaron del medio día, un pedazo de turrón reservado para la noche buena.
Pasó apenas media hora, y sos conciente de que consumiste más de lo que en un día normal hubieses consumido durante todo el día. La culpa es inmensa. Fallaste de nuevo. jugaste en contra tuyo. Llorás, te odiás, quisieras matarte. No es sólo culpa, es más que eso, no tiene nombre lo que sentís. El mundo se te viene abajo, tiraste por la borda tu esfuerzo de seguir una dieta.
Corrés al baño y te metés los dedos hasta la garganta, al tiempo que saltan las primeras lágrimas. El rimel se corre, tu cara se vuelve roja, jadeas, y poco a poco vas expulsando los trozos de comida. Te mirás al espejo y no te reconocés sos un monstruo no entendés cómo podés hacerte esto a vos misma. Te sentís sola, incomprendida. Apretás el botón del inodoro y sentís que junto con el vómito expulsaste parte de tu vida. Un día perdido. ¿hasta cuándo?
Días perdidos, años perdidos, la vida en torno al cuerpo, dedicada a la autodestrucción ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿vale la pena maltratarnos así? ¿qué ganamos?
Besitos.
Espero k todas salgais aireosas de este ... infierno(k)