Mi novia bebe cada día. Generalmente, cerveza y vino. Suele empezar un rato antes de comer, sigue con la comida, y toma un vaso o dos de vino dulce para ayudarse a dormir la siesta. Por la noche, lo mismo. A temporadas, después de las comidas y antes de acostarse toma un vaso de whisky, pero a escondidas. Ella cree que no la veo, pero a veces no le da tiempo a esconder el vaso (en el horno, un armario...) antes de que yo lo vea. Llevamos juntos un año y medio. Nunca se ha emborrachado. Nunca ha faltado al trabajo por haber bebido. Nunca he visto que su comportamiento cambiara por haber bebido, ni en casa ni fuera, ni estando solos ni estando con otras personas. Ella dice que no tiene un problema con el alcohol, pero a mí me corroe por dentro que beba cada día y que, una parte de lo que bebe, lo haga a escondidas, y más cuando es whisky: ella compra la botella y la esconde en el armario, en el baño, donde sea. "Oficialmente", no hay whisky en casa. Yo le digo que no tengo ningún problema con que beba porque nunca la he visto controlada por el alcohol, pero le digo también que me fastidia mucho que beba a escondidas. Me resulta profundamente desgradable estar en una casa donde hay una botella de whisky escondida en algún sitio. La mayor parte de los días, bebe más que come, y siempre fuma mucho. Yo me siento culpable por expresarle mi incomodidad. Ella me dice que no respeto el hecho de que cada persona, incluida la vida en pareja, tiene secretos y cosas sobre las que no tiene que dar explicaciones. Y ahí me siento arrinconado sin saber qué hacer. Tengo miedo de estar juzgándola y de no estar respetando parte de su intimidad y, al mismo tiempo, tengo miedo de estar con alguien que realmente sí tiene un problema con el alcohol y no querer verlo.