Hola chicas, hace bastantes días que no entro por aquí, de hecho la mayoría ni me conocereis. Por lo que he podido ver en el post donde hos animais día a día, hay algunas chicas que llevais 2 ó 3 días sin vomitar, éso es estupendo. No teneis que ver como una recaída el día que lo hagais, ya que todo forma parte de la recuperación. Lo que no sería normal es que una digera ya no lo hago más y que fuera dicho y hecho, que ojalaz así fuera pero es imposible. Nunca dejeis de luchar y tener mucha paciéncia. Hay chicas que necesitan años para curarse realmente.
Aquí voy a poner un relato escrito por Ariadna de su blog www.pensamientosdecaramelo.com , el cuál deberíais entrar a mirarlo ya que está muy bien y es una chica que tras su lucha diaria durantes años ha conseguido curarse como muchas más. UN BESAZO ARIADNA!!!!!! Ayudastes muchísimo en este foro en su día y lo has hecho en tu blog también.
Por qué auqnue quieres no puedes????
Muchas conoceréis esa sensación de querer hacer algo bien, y aun así no conseguirlo. Querer comer, querer no atracarse, querer no vomitar... intentarlo con todas las fuerzas, pero al final sentir que no puedes mas y no poder evitar caer en el error. Esto hace que te sientas inútil y fracasada. Sientes que no eres lo suficientemente fuerte, y toda esas sensación te arrastra incluso a pensar que tú misma te estas dañando voluntariamente, que tú te lo estas buscando, que tú tienes la culpa.
Pues bien, la culpa no es tuya, y todo eso tiene una explicación, un por qué. Entenderlo y aceptarlo te ayudara a quitarte esa culpabilidad y a tener paciencia.
El circuito correcto
Todos los animales (incluidos nosotros) tienen unos circuitos de supervivencia, que están presentes en las actividades de alimentación, hidratación, etc... Cuando la cantidad de agua de nuestro cuerpo desciende unos receptores lo detectan, y el cerebro emite la sensación de sed. Cuando ese nivel de agua desciende mas y sobrepasa un limite, beber se convierte en una necesidad gracias a ese circuito, porque la vida y las funciones vitales se ven peligradas. Esa sensación hace que beber sea lo primordial, ante cualquier otra necesidad. TIENES QUE BEBER.
Con la alimentación pasa igual. El cuerpo emite señales de hambre porque necesita energia, y para obtenerla hay que incorporar nutrientes. Cuando la necesidad de energia es muy acusada, el cerebro nos manda una señal, convirtiendo a la comida en lo primordial, y comer se convierte en algo que hay que hacer con urgencia.
La integridad de estos circuitos garantizan así la salud del individuo y su supervivencia.
El circuito intruso
El miedo y el terror hacen que se tomen respuestas de evitamiento. En el caso del peso, el miedo a engordar nos produce ansiedad, una ansiedad dolorosa, que hace que busquemos una defensa. Cuando en lugar de defendernos enfrentándonos a ese miedo ya esa ansiedad cogemos el camino de la evitación comenzamos a crear el circuito intruso. Por ejemplo: si ante el terror a engordar buscamos técnicas de evitamiento de la ansiedad como no comer, o vomitar, nos sentimos aliviados, pues hemos eliminado esa ansiedad que nos producía el miedo a engordar. Al sentir un alivio temporal esa actitud se convierte en una practica, y el cerebro, tras unas semanas, lo asienta como un circuito.
El circuito intruso altera al correcto
El cerebro asienta como circuito la huida tras varias semanas de ponerlo en practica. Ante la comida aparece el terror a engordar, y ante esto la señal ya no es comer a toda costa, si no evitarlo a toda costa, pues defender esa delgadez elimina esa ansiedad. El cerebro olvida el circuito correcto, puesto que son incompatibles, y las señales que mandaba para comer desaparecen con él.
De esta manera, las ordenes enviadas son evitar comer (o vomitar en el caso de la bulimia) en lugar de comer. No comer se convierte en la prioridad, y aunque conscientemente quieras hacerlo, tu cuerpo recibe la señal contraria. Aparece una lucha de reaprendizaje del circuito correcto. Una lucha muy larga pero con resultados.
Volver a enseñar al cerebro cual es la señal que debe enviar es muy largo, y esa es la razón por la que muchas sintamos un duendecillo ángel y un duendecillo demonio. Hay que tener mucha paciencia, y saber que aunque fallemos no es nuestra culpa. El cerebro es complejo y cabezota a veces... y hay que darle tiempo para que vuelva a aprender el camino correcto.
Pero insistiendo y con paciencia el circuito se reestablece.