ENTRE LA ETICA Y LA RIQUEZA
No es posible unir los términos ética y riqueza, los dos van por caminos paralelos, la vida del paciente o bien una pierna amputada o no, no puede depender del interés económico de una institución pública y mucho menos que una dirección médica o de enfermería, y no económica, se preocupe de términos dinerarios en vez de la salud.
Vivimos en una época en que la productividad es una parte importante en los beneficios anuales de algunos cargos directivos, éticamente habría que desligar a las direcciones que tienen que ver con la salud de dichas retribuciones y ligarlas al desarrollo profesional, a la calidad asistencial de la institución, la preparación de los profesionales y la seguridad en la asistencia al paciente. Tales parámetros deberían ser los rangos por los que se tendrían que medir dichos salarios extraordinarios y dejar a las direcciones económicas que se ocupen de esa parte importante y básica del sistema sanitario público.
El ahorro en la asistencia es directamente proporcional a la calidad de la misma, aunque no por adquirir productos caros vamos a tener mejores atenciones pero la desvinculación de la economía a la asistencia hace que el paciente vuelva a ser el centro de la institución sanitaria, al fin y al cabo para eso hemos estudiado. Las negociaciones en el ámbito hospitalario por desgracia, implica un ahorro en todo, pero no debe de ser un ahorro en calidad ni en sacrificar el derecho a la salud sino en adquirir los mejores productos a los mejores precios. Deben dejar a los profesionales que elijan los productos y que la administración negocie el precio.
A mi modesto entender y a los años de experiencia las instituciones sanitarias públicas ahorran, esto es bueno, pero ¿de dónde sale el ahorro?
Materiales : ¿Cuántas veces nos encontramos con material nuevo de un día para otro? ¿Qué resultados va a dar? ¿Quien ha ordenado ese cambio? ¿Desde cuando un gerente, o cualquier cargo directivo que no sabe ni tiene idea de la labor asistencial puede escoger lo que es mejor para el paciente? ¿Desde cuándo pueden decidir sobre la vida o la muerte? Se nota que no son sus padres, hermanos, tíos, etc. ya que se desvivirían por firmar en un simple albarán el producto más idóneo para salvarle la vida o bien, salvarle una pierna, aunque de éste dependa un tanto por cien importante de su productividad.
Humanos: No voy a tocar éste tema, simplemente ver la emigración de profesionales de gran preparación a la sanidad privada por maltrato en la sanidad pública.
Para resumir, se ahorra en profesionales, asistencia, materiales, farmacia, etc. en definitiva, se ahorra en salud, proporcionando un sistema sanitario público insostenible por el detrimento en la calidad asistencial y por la disminución en la seguridad del paciente. Me desvinculé hace bastante tiempo de mi puesto y he recogido muchas reclamaciones de usuarios y profesionales, por lo menos puedo dormir con la conciencia tranquila.
María